Y después de un pequeño descanso mental hay estábamos de nuevo en urgencias por dolor, por ausencia de movimientos, por que mi embarazo fue así una montaña rusa que se mantenía mas arriba que abajo.
En la semana 34 aun era un poco pronto pero mas factible el nacimiento de mis niñas, sin embargo me ingresaron para controlarme, administrarme medicamento para inhibir las contracciones y ayudar a que mis princesas maduraran sus pulmones. Allí estuve nuevamente sin moverme, en revisiones diarias, viendo televisión todo el día, y escuchando desde las 5 de la madrugada los llantos de los bebes de aquellas afortunadas que ya eran madres, que envidia me daban cuando escuchaba que llegaban las visitas que todo el mundo sonreía.
Y yo, mi esposo, mi suegra en una sosobra constante, estarán bien? nacerán bien? preguntando siempre lo mismo, que pasara si nacen ya? Dios mio!! que mas pude pasar nos preguntábamos cada día, y cada día teníamos mas miedo de que tantas cosas afectaran a las nenas de manera negativa.
Gracias a los buenas atenciones que tuve en el hospital y a la fortaleza de mis luchadoras estuvimos estables y después de 4 días de ingreso me dan el alta, ahora a tratar de aguantar por que cada día era ganancia para mis niñas.
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